僕は子供時代、毎年夏休みの3ヵ月間を祖父母の住む小さな村で過ごした。人里離れた田舎で、のびのびと遊んでいた。夏休み以外は、心配性の両親の捕虜と化した。子供だけでは通りに出させてもらえなかったので、ひまつぶしにその辺にあった本を読むようになった。まず、同じコミックを何回も繰り返し読んだ。もう少し大きくなると、他の書物も手当たり次第に読みあさった。家に本がたくさんあったのは、なにも両親が読書家だったからじゃない。当時、僕の父は、他の家庭の多くの父親がそうであったように、3、4種の仕事をかけもちしていた。午前6時から午後2時までは工場で働き、午後は、少年サッカーの審判から百科事典や本の訪問セールスまで、とにかくなんでもやっていた。というわけで、家にはサンプル本がたくさんあった。ホメロスのオデュッセイア、ボッカッチョのデカメロン、セルバンテスのドン・キホーテ…。こうした類の本に、僕は幼くして出会うチャンスに恵まれたのだった。読書が楽しかったから、国語教師になったのかもしれない。
子供のころは本を選べなくて、とにかく手元にある本を無差別に読んでいた。今も読書は好きだが、新鮮さを感じないような本をがまんして読む根気は失ってしまった。本のせいじゃなく、僕のせいだと思う。それでも、まだいい本はある。
今年は面白いスペインの小説に2冊出会った。へスース・カラスコ(Jesús Carrasco)の「Intemperie」(野天)と、ドローレス・レドンド(Dolores Redondo)の「El guardian invisible」(見えざる守護天使)だ。(※いずれも未邦訳)
へスース・カラスコの「Intemperie」は、完成度の高い小説だ。田舎を舞台にしているが、時代設定は不明で、登場人物の名前さえ出てこない。主人公は、過酷な世界での恐怖に追われて逃げ出した少年。ある日、少年は老いた山羊飼いに助けられる。ここから起きる出来事は、読者の誰もが共有しうる悲惨な人生経験だ。田舎の描写はミゲル・デリベス(Miguel Delibes)、カミノ・ホセ・セラ(Camino José Cela)、ラモン・J・センデル(Ramón J. Sender)の数々の名作を彷彿させ、少年と大人の関係から湧き出る感覚は、コーマック・マッカーシー(Cormack McCarthy)の傑作「The road」(ザ・ロード)を思い出させた。
ドローレス・レドンドの「El guardian invisible」(見えない守護天使)は、ミステリー小説だ。主人公の女性刑事は、故郷ナバーラ地方のバスタン谷で起きた連続少女殺人事件の捜査を任される…、と、ここまでは一見おきまりのミステリーにも見えるのだが、作者の筆力に読者はぐいぐいと引き込まれていく。読み進むうちに、刑事本人、彼女の家族との過去、事件を結ぶ密接な関係が次第に浮かび上がってくる。とくに、ナバーラの森と、森に棲むと伝えられる伝説の生き物の存在を背景に、現実と幻想が交錯していく描写は読み応えがある。
残念ながら、どちらもまだ日本語には翻訳されていないようだ。この際、スペイン語での読書に挑戦してみるのもいいかもしれない。
Cuando era
niño, pasaba los tres meses de vacaciones de verano, en una pequeña aldea
perdida, cerca de ningún sitio, y era libre. El resto del año, era prisionero
de los miedos de mis padres. No nos dejaban salir solos a jugar a la calle, así
que empecé a leer todo lo que caía en mis manos: primero, mil veces los mismos
tebeos, y más tarde, todos los libros a los que echaba mano. En casa no había
libros porque mis padres fueran lectores, sino porque entonces mi padre, como
muchas otras personas, tenía tres o cuatro trabajos a la vez: de seis de la
mañana a dos de la tarde en una fábrica, y después, de todo, desde árbitro de
fútbol a vendedor de enciclopedias y libros de puerta en puerta. Eso me dio la
oportunidad de leer muy pronto libros como La
Iliada y La Odisea, de Homero, El Decamerón de Bocaccio o nuestro Quijote de Cervantes. De alguna manera,
supongo que el gusto por la lectura hizo que acabara haciéndome profesor de
lengua.
Cuando era
niño no podía discriminar qué leer porque había los libros que había. Ahora,
aunque sigue apasionándome leer, he perdido en parte la paciencia con los
libros que no consiguen sorprenderme. No es culpa de esos libros: probablemente
es culpa mía. A pesar de todo, aún hay quedan buenos libros.
Este año he
tenido la suerte de leer dos buenas novelas españolas: Intemperie, de Jesús Carrasco y El
guardian invisible de Dolores Redondo.
Intemperie, de
Jesús Carrasco es una novela redonda, atemporal, impersonal hasta evitar los
nombres, ambientada en el campo. Trata de un niño que huye de algo terrible que
lo persigue con saña. Encuentra refugio en un pastor anciano, ya muy al final
de su vida. A partir de ese momento, todo lo que pasa tiene relación con la
experiencia trágica de la vida que todos compartimos. Me recuerda un poco el
sabor rural de las mejores novelas de Miguel Delibes, Camilo José Cela o Ramón
J. Sender. Me recuerda un poco las sensaciones que brotan de la relación entre
niño y adulto en esa magnífica novela de Cormack McCarthy, The road.
El guardián invisible, de Dolores Redondo, es un thriller que podría ser
típico: una detective de policía debe investigar los asesinatos en serie de
adolescentes en su pueblo de origen, en el valle de Baztán, en Navarra. Lo que
hace de esta novela algo especial es la capacidad de la escritora para mantener
en vilo al lector, la conexión íntima que acaba habiendo entre la
investigadora, sus fantasmas familiares y lo investigado y, sobre todo, la
mezcla entre realidad y fantasía que introduce la escritora con el mundo del
bosque de Navarra y sus personajes mitológicos que aparecen como algo real.
Lamentablemente,
me parece que ninguna de las dos ha sido publicada todavía en japonés: un buen
motivo para leerlas en español.
Good books are
good
When I was a boy, I used to spend our three months of
summer holidays at a small Spanish village in the middle of nowhere, and I was
free. I was a prisoner of my parents’ fears for the rest of the year. We were
not allowed to play alone outdoors, so I began to read anything I could: first,
the same comics over and over again; and then, all the books I could find. At
home there were some books, but not because my parents were readers. My father,
then, as many others, had three or four jobs at a time: from 6am to 2pm at a
factory, and then, anything would do: from soccer referee at weekends to door
to door book and encyclopaedias salesman in the afternoons. That offered me the
opportunity to read very early books like Homer’s (not Simpson, the least
known) Iliad and Odyssey, Bocaccio´s Decameron and our Cervantes’ Don Quijote. Somehow, I guess I
developed a taste for reading which made me become language teacher in the end.
When I was a boy, I could not be a chooser reading
books, because there were just a few. Now, even though reading is still a
passion, I have lost most of the patience I had with books which are not
surprising. It is not probably the books’ fault, but mine. Still, I think there
are still some good books around.
This year I have been lucky to read two good Spanish
novels: Jesús Carrasco’s Intemperie
and Dolores Redondo’s El guardian invisible.
Intemperie is
from my point a view a considerable achievement. It is set in a rural
environment, but out of time, impersonal to the point of not mentioning names.
It is the story of a small boy who is running away from something terrible
which is relentlessly chasing him. He finds shelter with a very old shepherd,
who is at the very end of his life. From that moment, the story develops and
everything that happens has a strong connection with the tragic experience of
life we all share. The story reminds me a bit of the rural taste of Miguel
Delibes’, Camilo José Cela’s or Ramón J. Sender’s best books. It also reminds
me of the feelings sprouting from the relationship between a boy and his father
in Cormack McCarthy’s magnificent novel called The road.
El guardian
invisible could be just another thriller: a police officer must
investigate the serial killers of teenage girls at the town where she comes
from, on Baztán valley in Navarre. What makes the novel special somehow is the
writer´s skill to keep the reader hooked to the plot, the intimate link between
the policewoman, her own family ghosts from the past and what she is
investigating and, above all, the mixture between reality and fantasy which introduces
Dolores Redondo with the forests from Navarre and their Basque mythological
characters that appear as a part of our real world.
Unfortunately, I don´t think these novels have been
translated, yet. That is a good reason to learn some Spanish and read them.
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