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2014年9月25日木曜日

日本のタバコ - Tabaco en Japón - Tobacco in Japan



日本のタバコ事情に関して、意外だったことがいくつかあった。日本では世界でもめずらしく、野外での喫煙が制限されている。通りを歩いていると、「禁煙」の看板をよくみかける。なのに、多くのレストランでは「禁煙タイム」が設定されているか、喫煙ゾーンがあるだけ。喫煙ゾーンといっても仕切りは形だけのもので、煙や悪臭は遮断されない。地面に吸い殻が落ちているということは、歩きながら喫煙する人もいるのだろう。でも、僕の住んでいる街に比べれば、吸い殻も犬のフンと同様に日本の方がずっと少ない。日本人はスペイン人ほど通りを汚さないのだろうが、もちろんそうじもずっと行き届いている。

日本でもスペインでも、数年前に比べたらタバコを買う人は半分に減った。スペインでは経済危機の影響も大きく、嗜好品にかける費用が節約される傾向にある。政府がタバコ税を繰り返し値上げしたため、タバコはもはや贅沢品だ。さらに、2011年の禁煙法施行によって、バル、レストラン、屋内の公共施設では全面禁煙となった。世論の影響も大きい。長い間喫煙に無関心だった人たちも、人体への害を知るや反対に転じ、喫煙者は以前より非難の目にさらされている。通りや自宅ではタバコが吸えても、価格、種々の制限、健康に悪いという警告など、いろんなプレッシャーがつきまとう。電子タバコも代わりにはなり得ない。従来のタバコと同じ制限を受け始めているからだ。

日本ではこの手のプレッシャーがそれほど感じられない。レストランなど公共の場での喫煙に比較的寛容な上、価格もスペインより安い。スペインでは一箱565〜620円だが、日本では410〜460円。生活水準や物価は日本の方が高いわけだから、実際の価格差はさらに大きい。日本で売られているタバコのパッケージに書かれている忠告もかなりソフトだ。たとえば、「たばこはあなたにとって肺気腫を悪化させる危険性を高めます」。スペインでは、過去に書いたタバコに関する記事に掲載した写真を見てもわかるとおり、「たばこは死をもたらします」。日本政府は依然として国内のタバコ産業を仕切っており、その結果、タバコによる税金、収入についても政府のコントロールが及んでいる、という記事を読んだことがある。ならば、政府はタバコ撲滅キャンペーンをするのにあまり適していないということになる。事実、タバコ撲滅運動における国の力を信用していない人たちもいる。Japan Today のウェブサイトで、「川崎市の井田病院の医師が数年前、『医療費節約のためにも、高齢者にはタバコを吸ってもらって、早く死んでもらった方がいい』とコメントした」という記事を読んだ。もちろん謝罪したそうだが、僕はどうしても悪い方に考えてしまう。「悪い方に考えよ。そうすれば当たる」ということわざもある。この医師は思ったことをそのまま言ってしまっただけなのかもしれない。医師、教師、政治家、政府の中には、国民を数字としかみなせない者もいる。世の中には、パスポートの番号を見て、不安な気持ちになる人もいるだろう。人間の存在は数字だけでは表せないはずだ、と。番号はやがて皮膚に埋め込むチップに変わって、人間はますます物体化してしまうかもしれない。番号の入れ墨を入れられた強制収容所の収容者のように。もしかすると、国民全員が薬物中毒者であるほうが国の経済にとって好都合、なんて時代が来るかもしれない。限られた場所でしか、ある程度の生活水準は保証されないような世の中になってしまうかもしれない。


日本のいろんな場所で、喫煙者がタバコを吸っているのを見ると、微妙な気分になる。誰かを一方的に非難することなく、みんなに自由なスペースを与えるのはいいことだと思う。反面、上野動物園の喫煙コーナーみたいな場所を見ると、なんだかもう一つの檻のように見えてしまう。




Tabaco en Japón

Hay algunas cosas del tema del tabaco en Japón que me resultan sorprendentes. Es de los pocos lugares del mundo donde el tabaco está bastante restringido al aire libre. De hecho, en las calles de muchos lugares abundan los letreros en que se prohíbe fumar. Sin embargo, en muchos restaurantes la restricción es simplemente horaria o hay una división de zonas de fumadores o no fumadores que no impide el paso ni al humo ni al mal olor. A juzgar por el número de colillas que hay por el suelo, sí que hay gente que fuma mientras se desplaza, pero comparado con el número de colillas que hay por donde vivo, pasa como con las cacas de perro. En Japón tal vez se ensucia un poco menos que en España, pero indudablemente se limpia mucho más.

Tanto en Japón como en España se vende la mitad del tabaco que se vendía hace unos años. El descenso en España ha tenido que ver con la crisis. La gente recorta gastos en lo accesorio, sobre todo cuando las repetidas subidas de impuestos del gobierno sobre el tabaco lo han puesto por las nubes. La ley antitabaco del 2011 prohibió el consumo en los lugares emblemáticos para los fumadores: bares y restaurantes, y en todos los ámbitos públicos cerrados. Los cambios en la opinión pública  han tenido mucho que ver. Los que no fumaban habían pasado en muchos casos de la indiferencia hacia un problema ajeno a la beligerancia de un problema propio, al conocer del efecto del tabaco en los fumadores pasivos, y los fumadores empezaron a  ser un poco mal vistos. Les quedan las calles y  las viviendas, pero con una presión negativa cada vez más intensa en precios, limitaciones y advertencias sobre que tabaco y salud son incompatibles. Los cigarrillos electrónicos no son una alternativa. Se les está condenando a sufrir las mismas restricciones que el tabaco de toda la vida.

En Japón veo menos presión. No eso solo la tolerancia en locales públicos, sino también otros factores. De un lado, el precio me parece mucho más asequible que en España. Ahora, en España un paquete de tabaco cuesta entre 565 y 620 yenes al cambio, mientras que en Japón está entre 410 y 460 yenes, y el nivel de vida y precios en este país es mucho más alto que en el mío, lo que agranda la diferencia. Las advertencias en las cajetillas de tabaco en Japón que he visto me parecen muy suaves (“fumar aumenta el riesgo de enfisema pulmonar”) en comparación al mensaje simple (“fumar mata”) de la cajetilla española de la foto que puse en la otra entrada del blog sobre el tabaco. Por otro lado, he leído que el gobierno japonés posee todavía el control sobre Tabaco de Japón y consecuentemente sobre sus beneficios y sobre los impuestos que comporta el uso del tabaco, lo que hace que sus miembros puedan parecer pobremente cualificados para hacer campañas contra el tabaco. Hay quien duda sobre la honestidad de algunos poderes públicos en la lucha contra el tabaco. He encontrado en una página web (Japan Today)  este curioso texto (la traducción a español es mía):

De manera similar, podemos considerar las declaraciones de un médico japonés del hospital de Ida, en Kawasaki hace unos años. Señaló que el problema del aumento de población de edad avanzada podría ser resuelto fácilmente si se les dejara simplemente fumar hasta la muerte, ahorrando así un montón de dinero en gastos por cuidados médicos.”

Se disculpó, claro; pero pensaré mal, como dice el refrán (“piensa mal y acertarás”): igual simplemente  decía lo que pensaba. Hay médicos, maestros, políticos y gobiernos, para los que la gente solo son números que tienen que cuadrar. Puede ser inquietante mirar el número del pasaporte y pensar que para algunos uno no es más que eso: un número, que podemos acabar siendo un chip implantado bajo nuestra piel que nos cosifique aún más, como con los números tatuados a las pobres víctimas en los campos de concentración. Me inquieta pensar si un día convendrá a la economía que muchos seamos drogadictos, que nos muramos a los treinta o que una vida con cierta calidad esté restringida solo a un puñado de  lugares.

Ver muchos lugares específicos en Japón donde los fumadores pueden hacerlo me produce una sensación ambivalente. De un lado, me parece bien no satanizar a nadie y dejar un espacio de libertad para todo el mundo. De otro lado, los espacios para fumadores, como el del zoo de Ueno me daban la impresión de ser al final sólo otra jaula más.




Tobacco in Japan

Talking about tobacco in Japan, there are things I find surprising. It is one of the few places in the world where the use of tobacco is fairly restricted outdoors. In fact, there are signs in the streets in many places to remind people that tobacco is banned outdoors. However, in many restaurants the ban is restricted to some hours or there is a part of the restaurant for smokers and another one for non-smokers. More often than not, smoke and bad smell travel freely from one to the other.  If I had to judge by the number of cigarette ends on the streets, there must be people who smoke while they move, but if I compare the figure with the numbers of cigarette ends on the streets where I live… well, it would happen the same if I counted dogs´ excrements. I think that maybe in Japan people litter a bit less than in Spain, but undoubtedly, they clean much more.

Both in Japan and in Spain tobacco sales have been halved during the last years. The decrease in Spain had to do with the crisis. People cut expenses back in what they consider less necessary, especially when tobacco prices have been increased to the sky once and again by the government . Anti-tobacco law (2011) banned tobacco from smokers’ favourite places: pubs and restaurants and everywhere indoors. Changes in public opinion had a lot to do. Non-smokers have changed their views on smokers. They didn’ t look at them with indifference but they began to be belligerent against those who could cause problems, once they got to know the effects of smoke in passive smokers. So smokers began to get a very bad name. They still have the streets and their houses, but they are suffering an increasing pressure in prices, limitations and warnings about the incompatibility between tobacco and health.

I see less pressure in Japan. It is not only the tolerance indoors in some places, but there are other points, too. First of all, prices are less expensive than in Spain. Now in Spain a packet of cigarettes costs between 560 and 620 yen in our currency, while in Japan it costs between 410 and 460 yen, and the Japanese standard of living and prices are higher than in Spain, which widens the difference. Warnings on the cigarette packets in Japan seem somehow mild (“Smoking increases the risk of lung enfisema”) when I compare them with the simple message (“Smoking kills”) on the Spanish packet I used for my other blog entry about tobacco. On the other hand, I have read the the Japanese government still controls Japan Tobacco, and consequently they control their benefits and the taxes coming from the trade. That all could make the members of the government poor anti-tobacco campaigners, according to some people. There are  even people who doubt about the honesty of the representative of public powers in the fight against tobacco. I have found an interesting text in a web page (Japan Today) on the subject:

“Likewise, consider the case of a Japanese physician at Ida hospital in Kawasaki, a number of years ago. He pointed out that the problem of Japan’s growing elderly population could easily be solved if they just simply smoked themselves to death, saving the public a whopping load of money on health care expenses.”

He apologized, of course; but I will think badly, as we say in Spanish (“Piensa mal y acertarás”. If you think the worst, you will not be far wrong): He may be just giving a piece of his mind. There are doctors, teachers, politicians and governments who consider people just numbers or figures  they have to balance. It can be disturbing to look at your passport number and think that for some people we can be just that: a number, that we can end up becoming just a chip implanted under our skin, which will objectify us even more, as with the numbers tattooed to the poor victims in concentration camps. I felt disturbed by some thoughts: will it be convenient for global economy once that most people will become drug addicts? Will it be convenient that we die at thirty? That life with a certain degree of quality could be restricted to just a handful of places?

I have seen many specific places in Japan where tobacco addicts can smoke gives me a mixed feeling. On the one hand, I think it is right not to demonize anyone and leave a space of freedom to everyone. On the other hand, that smoking areas were like the one in Ueno zoo. It gave me the impression of being at the end of all just another cage.



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