Fanáticos del fútbol
En español, si
te gusta mucho el fútbol, se dice que eres “aficionado al fútbol”. Se puede ser
también aficionado “a los toros” o “al lanzamiento de hueso de oliva con la
boca". La palabra “aficionado” tiene un sentido amable. Implica que es un
pasatiempo, que no es una actividad profesional, que no se tiene muchos
conocimientos del tema y que, en el fondo, no es tan importante.
Se dice que en
España, la afición al fútbol es muy grande, especialmente entre los hombres,
aunque cada vez aumente más entre las mujeres. Yo me temo que muchas de esas
personas son más fanáticos del fútbol que aficionados. «Fanático» no es un
término amable, porque implica radicalidad, inflexibilidad, agresividad.
Hay muchas
personas que utilizan su vínculo con un equipo de fútbol para identificarse con
un grupo en contra de otro, que acaban viendo todo lo que se relaciona con ese
deporte en términos absolutos tribales (su equipo es el mejor del mundo y el
resto es basura) y transmiten esta manera de entender la realidad a sus propios
hijos. Lo que es peor, utilizan el fútbol como una manera de escapar de su
propia vida, que les disgusta, y formar parte de otra colectiva en la que todo
es fácil de entender (victoria-derrota / buenos-malos) y en la que no se tienen
que comprometer con su propio futuro o el de su familia y amigos.
Hay personas que
acuden en autobús a los partidos de su equipo favorito en viajes de tres o
cuatro horas. Y otras cuatro de vuelta a casa. No creo que puedan ir a trabajar
en condiciones al día siguiente. Hay otros, como el de la foto, que fabrica
modelos de todas las copas que ha ganado su equipo en una temporada de éxito
para mostrar a todos su orgullo de formar parte de ese grupo y atacar a quienes
no forman parte de él. Se dice que lo hacen «por amor a unos colores» y se
refiere a los colores de la camiseta de su equipo. Yo creo que esa frase es
demasiado dulce. Yo diría que lo hacen por puro fanatismo, y que hay mucho de
agresividad hacia aquellos que no comparten ese
«amor». Personalmente, prefiero a aquellos «aficionados» del FC
Barcelona que, en los años veinte del siglo pasado, acudían los domingos a
Barcelona con la excusa del fútbol para ir a un prostíbulo a «echar una cana al
aire». Cuando salían de allí, se encontraban con una pizarra con el resultado
del partido y alguna incidencia importante. En conjunto, una coartada perfecta.
No digo que haya que ser infiel a la pareja de uno. Supongo que a más de una
señora de antes y de ahora también le ha ido muy bien que el marido se vaya al
fútbol, pero creo entendería más esa flaqueza humana que la agresividad o el
fanatismo.
El fútbol en
este país siempre ha sido un instrumento político. En la época de la dictadura
del general Franco, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando políticamente
éramos los leprosos de Europa, el Real Madrid se utilizó para dar una imagen
amable de aquella dictadura. Por otro lado, el FC Barcelona siempre se ha
utilizado para favorecer la causa del independentismo en Cataluña, y ahora más
que nunca.
Se podría
pensar, en ese caso, que el fútbol es un espectáculo para personas con poca
educación y fáciles de manipular. Lejos de eso, el fútbol es como la religión,
tiene mucho más de sentimental que de racional, de manera que cualquiera puede
caer en sus redes. Muchos intelectuales han sido aficionados o fanáticos del
fútbol. Hay magníficos libros sobre el tema, como por ejemplo, El fútbol a sol y a sombra de Eduardo
Galeano, o Fiebre en las gradas de
Nick Hornby. Hay fanáticos entre trabajadores sin cualificación y entre
profesores universitarios también. Una antigua alumna, una chica muy
inteligente, que ha empezado este año una carrera universitaria me comentaba
que estaba muy contenta con su vida universitaria y con casi todos los
profesores. Había uno, sin embargo, que no le cayó muy bien. El primer día de
clase, empezó su presentación así:
«A mí me gusta mucho el fútbol. Soy del Barça, así que
cuando haya partido acabaremos un poco antes la clase. Si hay algún aficionado
del Madrid, es mejor que no me entere, para que su nota no sufra».
Yo opino que
quien diga algo así no merece ser profesor, aunque no hablara en serio, cosa
que dudo.
Soccer fanatics
In Spanish, we say you are “aficionado al fútbol” (a
soccer fan), when you like soccer very much. You can also be “aficionado” to
bullfights or throwing olive seeds with your mouth. The word “aficionado” has
got a friendly meaning. It implies an activity that is not professional,
something you are not an expert at and, at the end of all, something that is
not very important.
It is a commonplace to say that soccer is very popular
in Spain, mainly among men, although there are more and more women in soccer
stadiums. I am afraid that many of them, both men and women, are more soccer
fanatics than soccer fans. “Fanatic” is not a friendly term, because it implies
radicalism, inflexibility, aggressiveness.
There are many people who use their link to a soccer
team to identify themselves with a group against another one. Those end up
seeing all around their favourite sport in absolute tribal terms (their team is
just the best and the rest are just rubbish) and transmit their ways to see
reality to their own children. What is worse, they use soccer as a way to escape
from their own life, which they dislike, and be a part of another one where everything
is easy to understand (victory-defeat / the good-the evil). They don´t need
there any compromise with their own future, their family´s or their friends´.
There are people who have to endure a three or four
hour journey on a coach to watch a soccer game. And then back home. I don´t
think they can be in a good shape to work on the next day. Others, as the one
in the picture, make models of the cups their team has won in a successful
season to show everybody how proud they are to be a part of it and attack those
who are not a part of it. They say they do those things for “love for the
colours” to indicate the love they feel for the colours on their favourite
team´s shirt. I think that the sentence is too sweet. I would say they do it
for pure fanaticism, and that there is quite a lot of aggressiveness against
those who are not sharing that “love”. I would prefer those FC Barcelona fans
who, last century, in the 20s, used to come to Barcelona with the excuse of
watching a soccer game, but in fact they went to a whorehouse to have a bit of
fun. When they went out, there was a blackboard outside with the result of the
game and some added information to form a perfect alibi. I am not for marital
infidelity, and I guess there were and there are some women who were and are
perfectly happy with their husbands going out to soccer games on Sunday
afternoons, but I would judge that human weakness in a more benevolent way than
I do it with aggressiveness or fanaticism.
Soccer in this country has always been a political
tool. In dictator Franco’s time, after the Second World War, when we were Europe´s
lepers from a political point of view, Real Madrid FC was used by the
government to show a nice image of that dictatorship. On the other hand, FC
Barcelona has always been used to favour the cause of independentism in
Catalonia, and now more than ever
Someone could conclude, in this case, that soccer is a
show for people with poor educational standards and easy to be manipulated. Far
from that, soccer is like religion, it contains more feeling than rationalism,
so everyone can fall in that trap. May intellectuals have been and are soccer
fans. Great books have been written on the subject, such as Eduardo Galeano´s El fútbol a sol y a sombra or Nick
Hornby’s Fever Pitch. There are
soccer fanatics among low qualified workers and among university professors,
too. A former student of mine, a brilliant girl, who has just begun a degree,
told me recently that she was very happy with her new life at university and
with almost every teacher. There was one, though, she didn´t like so much. He
began his first lesson with these words:
“I am very fond of soccer. I support FC Barcelona, so
on game days we will be finishing our lessons earlier than usual. If there are
Real Madrid supporters over there, you’d better keep it for you. Otherwise,
your marks will suffer”.
My opinion is that anyone saying those words does not
deserve to be a teacher, even though he might not be talking seriously, but I
doubt it.
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