La Yesi(ラ・ジェシー)は16歳を過ぎているが、2度留年しているので中学3年生だ。名前はJessica(ジェシカ)だが、本人はいつもYesi(ジェシー)と書く。その方がかっこいいらしい。女性の名前の頭に「la」(ラ)をつけるのは、彼女の両親の出身地である南部の習慣だ。彼女はいつも、「Pues」(プエス)を「pos」(ポス)、「haya」(アヤ)を「haiga」(アイガ)と発音する。「Se me ha caído」(セ・メ・ア・カイード)と言わずに、「Se me ha caío」(セ・メ・ア・カイーオ)と言う。嫌なことがあったら、「joder!」(ホデール)の代わりに「joé」(ホエー)と言う。他にもいろんなスラングを使うが、ここで紹介するのはやめておく。本当はメガネをかけないといけないはずなのに、学校に持ってこないことが多い。いつも「忘れちゃったからー」と言い訳する。メガネをかけた女子は男子にモテないと思いこんでいるらしい。その証拠に、宿題はよく忘れるくせに、化粧は絶対に忘れない。しかも、タバコを吸う。昨年、鼻の真ん中、穴と穴の間にピアスを開けた。僕は、「鼻が落っこちるよ」と忠告した。そして、こう付け加えたものだった。「僕のじいちゃんも、牛の鼻にちょうどそんな鉄の輪っかをはめていたよ。輪っかに紐をくくりつけると、どこでも自由に連れて行けるんだ。ボーイフレンドに『このアイデアやるよ』って伝えといて」
9月、新学期が始まると、彼女は開口一番、僕にこう言った。
「先生、見て!まだ鼻落っこちてないよ!」
彼女は生徒としてはどうしようもないが、親切で、明るくて、人間的には実にいい子だ。僕らはかなりうまくやっている。異なるタイプの人間同士でも、肩ひじ張らずにお互いを受け入れているからだ。彼女はいつも、「先生、しゃべり方すごく変だよ」と言う。中学校を卒業できるかどうかは難しいかもしれないが、希望はあると思う。彼女がまだ学校に通っていること自体も成功といえるだろう。もっと厳しい教育システムの下では、おそらくギブアップしていたかもしれない。スペインの教育システムは、最初の15年間に関してはかなり寛容だ。確かに、そのせいで生徒の総合的な学力レベルや生徒たちに要求されるレベルは落ちている。それでも、もっと厳格なシステムを持つ国の生徒と比べれば、この国の生徒は全体的に幸せな学校生活を送っているように見える。スペインの生徒の学力レベルは、世界的にかなり低い方だ。ランキングが発表されるたびに、政治家たちはナーバスになって、いろんな対策を講じようとする。でも、20年以上教師をやっていて思うのは、選挙に当選するたびに教育改革を打ち出す政治家たちは信用ならない、ということだ。全てを解決する魔法の改革。教育現場より理想ばかりを追求し、一度も教室に足を踏み入れたことがないような理論教育家が編み出す改革。現行政府が続くまでの寿命を持った改革…。
教育システムを安定させるためには、少なくとも20年先までの教育モデルについて、メジャーな政党間で合意に達するべきなんじゃないかと思う。教師、生徒、そして、両親に要求をつきつけるのはそれからだ。いいかげん、教育にしかるべき投資をすることも必要だろう。ゼロから結果は生まれない。教師に対する給与削減、責任転嫁が今後も続けば、有能な学生がこの職業からますます遠ざかってしまう。
今のところ、僕たちはできることをやっている。ジェシーを学校にひきとめ、メガネを持ってくるように言い聞かせ、中学校卒業に必要な学力がつくようサポートする。そして、僕らはその仕事をエンジョイしている。
La Yesi tiene más de dieciséis años, pero está en tercer curso de secundaria porque ha repetido curso dos veces. La Yesi se llama en realidad Jessica, pero ella escribe “Yesi”, porque le parece más guai. Poner “la” delante de un nombre femenino es típico del castellano vulgar del sur, de donde son sus padres. Ella dice “pos” en lugar de “pues”; “haiga” en lugar de “haya”, “se me ha caío” en vez de “se me ha caído”, y cuando algo le molesta “¡joé!” en lugar de “¡joder” y muchos otros tacos que no repetiré. Debería llevar gafas, y tiene unas, pero muchas veces no las trae. “Eh que me s’han olvidao, profe”, dice. La verdad es que piensa que los chicos no miran mucho a las chicas con gafas. Porque suele olvidarse de hacer los deberes, pero nunca se olvida de maquillarse. Ah, además fuma. El año pasado se puso un piercing de un aro en la nariz, entre los dos agujeros. Yo le decía: “Se te va a caer la nariz”. Y: “Mi abuelo le ponía a las vacas aros de hierro así en la nariz. Luego, ataba una cuerda al aro, y así las llevaba a donde quería. Dile a tu novio que le regalo la idea.” Así que cuando empezó el curso y este blog, , en septiembre, lo primero que me dijo fue: “Mira, profe, no se m’ha caío la narí.”
Aunque sea un
desastre de alumna, es una buena persona, simpática y divertida. Nos llevamos
bastante bien, porque, aunque somos muy diferentes, nos toleramos y no nos
tomamos demasiado en serio. “Eh que tú
habla mu raro, profe”, dice. No desespero de que pueda graduarse en
secundaria, aunque sé que es difícil, pero, en todo caso, creo que también es
un éxito tenerla todavía en el colegio, porque en sistemas educativos más
exigentes, me parece que ya lo habría dejado. El sistema educativo de este país
ha sido muy inclusivo durante los últimos quince años. Es cierto que eso ha
causado que el nivel general de los alumnos haya bajado y que también lo haya
hecho el nivel de exigencia. Sin embargo, en general, tengo la impresión de que
nuestros alumnos viven la escuela con más felicidad que los alumnos de otros
sistemas más rígidos y exigentes. Los resultados de nuestros alumnos en los
estudios internacionales son muy malos, y cada vez que esto ocurre, los
políticos se ponen nerviosos y prometen tomar medidas, pero tras más de veinte
años enseñando, ya no me fío de los políticos que crean la última reforma
educativa cada vez que ganan unas elecciones: una reforma mágica más que se
supone que lo resolverá todo, diseñada con motivaciones ideológicas y no
educativas por pedagogos teóricos que jamás pisaron un aula, una reforma más
que durará lo que dure el gobierno actual.
Opino que
sería necesario que los partidos mayoritarios llegasen a un acuerdo sobre qué
modelo educativo regirá en los próximos veinte años (por lo menos) para dar
estabilidad al sistema, y, a partir de ahí, que se nos empiece a exigir a
profesores, a alumnos y, ¿por qué no?, también a los padres. Tampoco estaría
mal que, por fin, se invierta en educación como es debido, porque los
resultados no salen de la nada. Que los sueldos de los profesores sufran
recortes continuos y que se nos culpe de todos los males del sistema, tampoco
es la mejor motivación para que los universitarios más brillantes escojan esta
profesión. De momento, los que estamos, hacemos lo que podemos, que es mantener
a la Yesi en el cole, intentar que
traiga las gafas y hacer todo lo posible para que aprenda lo suficiente para
conseguir el graduado en secundaria. Y lo pasamos bien.
My student
Yesi
Yesi is already sixteen, but she is still on third
grade of secondary school, because she has repeated grade twice. Her real name
is Jessica, but she writes it “Yesi”, because
she thinks it is cool. She uses an article before her name (la Yesi) and that is typical of the
colloquial variant of Spanish from Southern Spain, where her parents came from.
She says “pos” instead of “pues”
(so); “haiga” instead of “haya”
(had); “me s’ha caío” instead of “se
me ha caído” (I have dropped it), and when something bothers her, she says “joé” instead of “joder” (fuck), among
many other rude words I am not going to quote now. She should always wear
glasses, and she has a pair, but she rarely brings them to school. “Eh que me s’han olvidao, profe” (I have
forgotten them, prof), she says. In fact, she thinks that boys don´t look twice
at girls wearing glasses. She may forget doing homework more often than not,
but she never forgets make up. Besides, she is a smoker. Last year, she got a
piercing, a ring under her nose, between her nostrils. I used to tell her:
“Your nose is going to fall off”, and “My grandfather used iron rings like
that, only bigger, for cows. Then, he tied a strong piece of rope on the ring
and so he could bring them wherever he wanted to. Tell your boyfriend I am
giving him the idea for free.” So, when the new school year and this blog began
in September, the very first thing she told me was: “Mira, profe, no se m’ha caío la narí.” (Look, prof, my nose has not
fallen off, after all.)
Even though she, as a student, is a walking disaster,
she is a good girl, friendly and fun. We get on well, because, although we are
very different, we tolerate each other and we don´t take each other too
seriously. “Eh que tú habla mu raro,
profe” (You have a very strange way of talking, prof), she says. I think
she still has some possibilities to graduate, although I know it won´t be easy,
but I think the fact that she is still at school is already a success, because
she quite probably had given up in a stricter educative system. Our education
system has been highly inclusive for the last fifteen years. It is true that it
has made the average level of our students lower and as a consequence, school
tests less demanding, as well. However, I feel our students live a less
demanding school in a happier way that students who have to adapt to stricter
and more demanding education systems. Our students get bad marks in
international reports, and every time this happens, our politicians get nervous
and promise they will take care of the problem, but after more than twenty
years doing this job, I do not trust politicians who create a new educative
reform every time they win the elections: another magical reform which is
supposed to solve all of our problems, designed always with ideological
background and never with educative motivations by pedagogue theorists who
never set their feet in a classroom: a reform which will only last as long as
the current government and not longer.
I think our major parties should reach an agreement on
an educative model for our country which should last for at least twenty years
to give a certain stability to our system, and then, and only then, they could
begin asking teachers, students and –why not?- parents for results. It would
not hurt anyone if they finally decided to invest in education in a serious
way, because good results do not come from nothing. Cutbacks in teachers’ salaries
and pointing fingers at us as responsible for every problem in education won´t
help brilliant university students to become teachers, either. So far, those,
who decided to be teachers, do what we can, that is to say, we keep Yesi at school, we try to make her come
with her glasses and we try to do everything in our hands so she can learn
enough to graduate. And we enjoy it.